Pocas son las personas que intentan recordar al poeta,
que decidió ocultarse de las miradas impúdicas, y de las palabras,
que ensucian el pensamiento limpio y claro.
El logra oír el retumbar de tambores procedente
de los titiriteros del corazón.. que alegran la llegada de los duendes,
del amor, engalanados con collares hechos de campanillas
graciosas y ardientes!!
Siente los dolores, pero no cesa en seguir alentando
el anhelo de recibir alguna que otra caricia,
y un beso desprendido de unos labios con deseo
de poder reír y llorar -al propio tiempo- por absurdo que parezca.
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