En ocasiones, nos solemos enfadar un determinado
día lluvioso, cuando nos salpica un coche, desluciendo
el brillo de los zapatos, en vez de pensar, en las maravillosas
energías, que a través del universo, actúan en nuestro
diminuto planeta, quien unas veces lo envuelven con
la luz del sol, y otras cubren el cielo de nubes; procedente
de la evaporación de estanques, lagos y ríos, devolviéndola,
en forma de lluvia granizo o nieve, equilibrando
de ese modo, las fuerzas naturales...
Bellezas, tiene el cielo gris; maravilla hay en cada gota de lluvia;
e infinitos portentos encierra un copo de nieve.
¿Habríamos de olvidar todo esto y preocuparnos tan sólo,
porque no sucede a medida de nuestro gusto, que
de forma egoísta quisiera gobernar el tiempo?
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