Somos muchos, los que nos encanta penetrar en los temores huecos, contemplar y escuchar el canto peculiar de los grillos en las noches veraniegas, elevando esa sifonía tan propia, como ofrenda a su compañera la luna..
En ocasiones, suelo preguntarme si soy romántico, pero termino sin encontrar una respuesta convinscente..
Tan solo, me limito a comentar con el hombre que me acompaña, si encuentra lógico y justo ciertos procederes..
Este soliloquio, me enseña a ver con luz distinta, el secreto de la buena filantropía, alimentando mi entusiasmo, en comunicar sentimientos, que traspasen la ropa que me cubre..
Siempre es un placer
ResponderEliminarrecrearme en tus filosofías,
pensamientos lúcidos
que comparto,
un abrazo