Las grandes ciudades-a pesar de que algunas nunca duermen-cuando llega la madrugada, sus amplias calles, paseos y avenidas, emanan soledad y algo de misterio.
Para transitar por ellas, es necesario saber escuchar el lenguaje del viento!!
pues trata de emborronarse entre las nubes grises y blancas...
El sol, intenta jugar al escondite en la mañana encapotada, y las casas se sacuden la pereza de la noche...Al llegar el nuevo día, sus gentes, salen a la calle para incorporarse a sus obligaciones y deberes cotidianos.
No debemos llenar en demasía nuestro equipaje si en nuestra intención está el poder caminar con el menor esfuerzo.
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