Los niños a menudo hacen mejores preguntas que los
adultos. " ¿Por qué es azul el cielo?, o ¿ que dicen las
vacas cuando mugen ?. Tal vez sean cuestiones más
trascendentes que las adultas: " ¿Por qué no has
llamado? ¿ Quien es tu mejor amigo?. Sin embargo,
aunque es saludable preguntar como un niño, en
ningún caso puede ser un sustituto de la acción.
Atender a las preguntas que surgen en el camino, debe
ayudar a que nuestros actos, tengan más sentido y
profundidad. El pensamiento, debe alimentar la acción
y no al revés. Las preguntas, son los pilares sobre los
que podemos edificar una existencia llena de sentido
para uno mismo, y valor para los demás.
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