Si ella, pretende marcharse, no le ofrezcas rosas frescas, piensa que quizás prefiera caminar por la orilla del río, dejándose acariciar el semblante por la suave brisa, y escuchar el silbido que emite al pasar por entre el ramaje..
¡Cierra la puerta del corazón!!.
Planta rosas nuevas, y quizás, sus pétalos, sientan algo por tí.
Una sonrisa, es como la luz asomada a la ventana del alma, que indica con claridad, que el corazón está en casa.
Se, que hay palabras, que se desvanecen, como las huellas dejadas por las gaviotas, en la fina y blanca arena de la playa, por ese motivo, sufrimos por aquello que nos falta, y en cambio, gozamos poco de lo que tenemos!!.
¡Incluso el corazón tiene razones, que la razón no tiene!!!
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