Nos conocimos en plena primavera-lo recuerdo muy bien-, hacía una tarde preciosa, radiante, de sol templado y fino como la brisa que sopla de poniente..
Intimamos sin esfuerzo alguno, conversamos con sensatez y mucha serenidad, de ese modo lo solicitaba nuestro temperamento apaciguado por la experiencia..
Desde ese preciso instante, ella se convirtió para mí, en pura enredadera...
Ella, me ofreció sin condicones,ni recato alguno, el rosado de sus mejillas, y yo le entregué la sal de mi salina..
Navegamos desde aquel afortunado día, juntos sin bandera, por el mar de la dicha, la pasión, y las espinas...
Siguiendo por nuestro camino, acordamos no hacer caso alguno, a esos comentarios salidos de las bocas torpes de la gente. y de ese modo, nos convertimos en amor de un mismo puente!!
¡Siempre habrá un pájaro que nos cante, un niño que nos sonría, y una flor que nos brinde su peculiar belleza!!
El amor que va y viene
ResponderEliminardespertando emociones
e incitando a los sentidos,
un abrazo
Hola MTeresa: Así, es, cuando es intenso, termina venciendo los sentidos sin apenas lucha.La rendición está pr4sente!!
ResponderEliminarUn abrazo