Ante tus ojos, la luna brilla con menor fuerza.
y la noche enloquece, al conocer mis deseos, de acariciar
tu figura..
Pienso hurtarle tus besos a los meteoros de Groelandia, y
te buscaré en el tiempo terrenal, para lograr que sanen
mis heridas..
Más tarde, viajaremos a bordo de la alfombra sarracena
del deseo, ella nos conducirá con premura y diligencia, al lugar
donde emiten sus aromas las flores del vergel de Hungría..
¡Una vez allí, olvidaremos lo acontecido al ser tomada
Constantinopla por los turcos!!
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