En una ocasión se originó un encuentro internacional de intelectuales
de numerosas disciplinas para acordar una máxima que nadie pudiera
discutir. Después de interminables discusiones lograron acordar una
verdad universal y fue: " Las cosas pasan ".
Más allá de la anécdota, estas dos palabras, nos sirven para llegar a
una conclusión importante: por mucho que deseemos la calma, siempre
pasan cosas que nos arrancan de nuestra zona de confort: la gente se
enfada, huye, regresa, enferma, crea problemas, se confunde y nos
confunde...
A nuestro alrededor siempre pasarán cosas y no siempre agradables,
eso no lo podemos elegir. Lo que podemos elegir es el estado mental
con el que las afrontamos. Si cambiamos la angustia y la preocupación
por la serenidad y la distancia, -lo bueno de las cosas que pasan es,
también, que acaban pasando de largo-,nuestro día a día, será más
llevadero.
Aunque pasen cosas que no nos gusten, es tranquilizador tomar
conciencia de que "esto también pasará".
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