martes, 9 de septiembre de 2025

FUE ENTONCES

 


Fue entonces, cuando retozó el lamento procedente de unas flores quebradas por el viento. La tierra se tiñó de azaleas, incluso el magnolio quiso redimir la solanera, con sus graciosos y vistosos capullos de nieve roja. Hasta los sauces quisieron desprender una ligera lluvia de azúcar. Las cigüeñas desplegaron sus alas de luna, sombreando los surcos fértiles sembrados de mijo y azafranes. Los cuervos del lugar, decidieron huir dispersándose por el espacio azul celeste. Momentos después llegaron los duendes del amor, engalanados con unos collares hechos de graciosas y ardientes campanillas.

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