El primer beso de amor que solemos dar en la vida,
se queda reflejado en nuestra memoria, se aposenta
con tal fuerza, que hace del lugar, su residencia fija..
La edad, se queda relegada a un segundo plano, dado
que los sentimientos, son los mismos a los quince años,
que con dieciocho..
¡En ambos casos, se está deseoso de vivencias y sensaciones
nuevas!!.
Al depositar los labios, en los de la pareja, nos inunda un
nerviosismo especial, -antes no sentido-, llegando incluso
a sentir el deseo, de dar por finiquitado el momento, con
el fin de recuperar el estado de normalidad anterior..
Quizás se deba, a querer normalizar esa ligera taquicardia,
que nos llegó impuesta por la situación, sin haberla deseado.
Tan solo, con el transcurrir del tiempo, es cuando nos
percatamos y apreciamos, su verdadero significado, e importancia,
y lo mucho que representó en su momento.
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