El reto de mantener el equilibrio, en una sociedad
que promueve justamente lo contrario, es la mejor
escuela para el desarrollo interior.
Cualquiera que viva en una gran ciudad, está expuesto
a detonantes del estrés como:
-Encuentros con personas de actitud grosera a causa
del medio hostil en el que se mueven.
-La trampa de tener que "llevarse bien con los vecinos".
-La violencia que percibimos en la calle o mediante la
televisión.
¿Cómo lograr que estos factores negativos se conviertan
en una vía de desarrollo personal? Pues cambiando
nuestra interpretación de ellos. En lugar de contemplarlos
como un freno a nuestra felicidad, debemos entenderlos
como escalones hacia un mejor estado emocional.
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