Viviendo en pareja, hay que dejar que los vientos del
cielo, dancen con libertad.Es bueno amarse, pero sin
llegar a hacer una prisión del amor. Es recomendable
disfrutar juntos de los momentos de alegría y euforia,
pero es bueno respetar la soledad y el espacio personal
para retirarse al mismo, cuando sea necesario.
Ofrecer el corazón, es gratificante, pero evitando que
se adueñen de el. Permanecer juntos, es necesario y
conveniente pero no demasiado.
Los pilares sirven para sostener la casa, pero entre
ellos, debe existir una distancia de separación, con
la finalidad de cumplir con su cometido- el reparto de
fuerza-.
¡Ni el roble ni el ciprés, crecen a la sombra del otro!!.
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