Nuestro escuchar, es siempre con una idea preconcebida, o desde un punto de vista particular. No nos limitamos a escuchar; se interpone siempre la pantalla de nuestros propios sentimientos, de nuestras conclusiones, de nuestros prejuicios.
Para escuchar tiene que haber quietud interna, y una atención relajada; hay que estar libre del esfuerzo de adquirir. Casi todos vamos tras resultados, queremos alcanzar metas; estamos siempre venciendo y conquistando; en consecuencia no escuchamos.
Una buena parte de lo que aprendemos a lo largo de nuestra vida, debe servirnos para caminar por nuestro propio pie, sin necesidad de cargar con las lecciones y mucho menos con el maestro.
Para encontrarse a uno mismo, y tener una visión clara de lo que nos rodea, hay que desaprender lo aprendido, esto requiere saber escuchar sin filtros, hay que ser capaz de percibir la vida más allá del ruido de las palabras.
La sabiduría, no consiste en acumular conocimientos, sino justamente en liberarnos de ellos, para que puede emerger lo más espontáneo de nosotros sin condicionantes.
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