El pensamiento flexible, es la virtud que nos permite adaptarnos a las presiones del medio. Por el contrario, la mente rígida se resiste a cambiar comportamientos, creencias y opiniones, aunque la evidencia de los hechos, le demuestren que está equivocada.
Al tener tan poca variabilidad de respuesta, su capacidad de adaptación es muy pobre. Se apega a la información, se estructura sobre la base de un saber que se da por seguro. Pero esta certeza inmodificable y monolítica, es solo aparente porque no se pone a prueba. La rigidez, no solo no ayuda a adaptarse a las situaciones adversas, sino que nos aleja de la felicidad y de las buenas relaciones con los demás. Lo peor de todo, es que quien padece este mal, a menudo no es consciente de ello, por atribuir todos los males al enemigo exterior.
"Ser flexible implica adaptarse a las nuevas situaciones".
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