Al buscar la seguridad en lo que es por naturaleza inseguro, vivimos una decepción tras otra: el coche que también funcionaba de repente se avería, nos cansamos de una casa que continuaremos pagando durante veinte años, hay amigos que salen de nuestra vida, y personas queridas que abandonan para siempre este mundo.
Para que estos embates no lastren la existencia con dolor e insatisfacción, debemos vivir sin ningún vínculo enfermizo. No podemos pretender que una madre viva para siempre, pero si la tenemos con nosotros, podemos disfrutar de su compañía aquí y ahora, porque el mañana es incierto y de lo único que disponemos es del presente.
Debemos renunciar a seguridades futuras para abrazar el presente. Quien anda por el mundo libre de apegos, puede conectarse a todo lo que le rodea, porque deja de excluir ciertas cosas o personas para aferrarse a otras.
Despegarse es aceptar que el mundo es lo que es aquí y ahora, y no lo que nos gustaría que sea.
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