Hace ya varios años, que me considero algo especial a causa de
mi origen humilde. Pero lo peor sería, tener que soportar
enfrentarme a un corazón cerrado a la espera de ser reformado.
Al día de hoy, sigo teniendo los brazos abiertos, a las sanas
amistades. Si por causas diversas, está en tu deseo el poder
resguardarte de la tormenta y la lluvia, que se precipita en la
calle de la soledad, esquina con la de la tristeza, no dudes
un instante, en acudir a mi encuentro. Cuanto desearía el
poder borrar una buena parte de los acontecimientos vividos
de un solo plumazo, y seguir siendo llama y sinagoga del
amor, y bálsamo de nostalgia.
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