lunes, 24 de marzo de 2014

LA EDAD

 
Debéis saber, que tengo la edad, mediante la cual, puedo
decir sin miedo alguno, lo que pienso al respecto de algunas
situaciones.
Puedo hacer cuanto deseo, por tener la experiencia de los años
vividos, y la fuerza de convicción de mis deseos.
Hay quien dice que soy viejo, otros en cambio que estoy en pleno
apogeo, pero en realidad, lo que cuenta, es lo que nos dicta el  corazón,
y nos dice el cerebro.
Tengo la edad, para reconocer las equivocaciones, la edad, en que
las situaciones se miran con calma e interés, en la que los sueños, se
empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones,
se convierten en esperanza.
En que el amor, a veces, es una loca llama, ansiosa de consumirse,
en el fuego de una pasión deseada, y otras, en un remanso de paz,
como el atardecer en la playa de arena limpia.
No es necesario marcarla con un número, pues los anhelos alcanzados,
los triunfos logrados, y las lágrimas derramadas por el camino, al
ver algunas ilusiones truncadas; ¡valen mucho más que eso!!
Lo que importa, es la edad que se siente, unida a la experiencia
adquirida y la fuerza de los anhelos.
Tengo los años justos, para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.
Con los años que tengo, aprendí a querer lo necesario, y
tomar sólo lo bueno!!
¡Todos somos maestros y alumnos, en la escuela de la vida!!

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