Hay que reivindicar la importancia de otros estados más desagradables, como puede ser la insatisfacción o el malestar.La idea es: sin desequilibrio, no hay avance. Si siempre fuéramos felices no progresaríamos. Por eso es preciso aprender a vivir, los síntomas de la insatisfacción, de manera útil, para que pueda conducirnos a un nuevo orden y equilibrio. A veces buscar sólo la felicidad, puede ser la mejor manera de encontrarla. Por consiguiente, podemos considerar nuestro estado de ánimo actual, como un barómetro que nos señala donde estamos, y que cambios debemos introducir en nuestra existencia. La infelicidad en éste sentido, es una fiebre espiritual que nos invita a movilizar nuestros recursos, para restablecer el equilibrio entrando en una etapa más evolucionada.
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