miércoles, 26 de noviembre de 2025

UNA INFANCIA SIN FIN

 


Sabemos que la actividad lúdica nos ayuda a esculpir nuestro cerebro. Cuando nos disponemos a jugar podemos probar experiencias nuevas sin poner en riesgo nuestro bienestar físico o emocional. Estamos completamente a salvo por estar jugando. Al jugar imaginamos y experimentamos situaciones totalmente distintas y aprendemos de ellas. Podemos crear posibilidades que antes no existían. Establecemos nuevas conexiones cognitivas en nuestra vida cotidiana, aprendemos valiosas lecciones y habilidades sin poner nuestra vida en peligro. El problema de los que pierden la capacidad de jugar, es que con ella pierden la alegría de vivir estancándose en rutinas y pensamientos negativos.

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