En la estación otoñal, el cielo se colorea de azul pastel,
de rojo intenso el sol, y de plata el arbolado.
Hasta el último retoño del sotobosque, adquiere ese tono
ocre-marrón-dorado, como la vieja melena del león cansado,
postrado al pie del magestuoso árbol, recordando
vivencias pasadas..
¡Es hora, de que las nubes de fuego de poniente,
adornen la tarde!!. ha llegado la hora, en que la brisa,
al pasar entre los árboles, nos haga sentir su rumor..
Mientras la vida, se duerme con el beso de la noche,
el cielo se tiñe de azul y grana,- y nosotros espectadores
del evento-, suspiramos por alcanzar los labios del deseo.
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