miércoles, 29 de octubre de 2014

EL PINAR



Recuerdo con cierta nostalgia, el olor procedente
de las copas de los pinos centenarios y silvestres,
al ser calentadas por el sol..

Allí sentado, me sentía reconfortado, viendo pasar el tiempo,
mientras perseguía las nubes del cielo..

¡Quisiera ser un feriante, para regalarles, el abono
de mis baratas quimeras!!.

Cuando llegó la lluvia, le pregunté al horizonte, 
si algún día regresaría a ese lugar, y la caricia del viento
marino, me dijo que si..

¡Fue entonces, cuando solicité, que la brisa siguiera
peinando sus copas, con perfume de olas blancas.
bajo el cielo azul!!.

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