Nuestros ojos son incansables viajeros, -en parte
vagabundos-, con deseos de conocer nuevos lugares,
y cielos distintos, ellos, han conocido noches alteradas
y tranquilas, pacíficas, y días deliciosos..
Pero no entienden ni conocen de penas, de goces,
de llantos, tampoco de odios ni clemencia.
Los ojos vagabundos, -en ciertos momentos-,
se sienten infecundos al no comprender el motivo
o la causa de ciertas acciones que suelen producir nostalgia.
Cuando miran las estrellas del firmamento, nos transmiten
serenidad infinita, pues saben que existe una determinada
estrella, para cada momento de nuestra vida.
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