viernes, 15 de mayo de 2015

DONDE RESIDE EL BIEN Y EL MAL


Las cualidades intelectuales de una persona madura se pueden
definir, por ser aquella que no piensa en absolutos, sino que
es capaz de ser objetiva, incluso en momentos de gran
agitación emocional; aquella que ha aprendido que el bien y
el mal, se hallan dentro de cada persona, y en todas las cosas.

La persona inmadura, se siente muchas veces injustamente
tratada, poco correspondida por gente que le debe favores;
interpreta la falta de atención, como una ofensa y un comentario
desafortunado, como una declaración de guerra.

Anclada en el niño que era el centro de atención de la familia
obteniendo respuestas satisfactorias a sus pataletas, no logra
entender, que el mundo fuera del hogar, no gire también a su 
alrededor.

Eso le lleva a esta distinción simplista, entre buenos y malos
de la que no se salvan algunos dirigentes políticos, que se
comportan emocionalmente como niños con un gran poder.

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