sábado, 27 de junio de 2015

PARA VER EL CIELO


Existen dos ingredientes básicos en la meditación:la respiración
serena y consciente, y la atención como guía.

La meditación es como un agujero desde el que, entre una respiración
y la siguiente, contemplamos nuestro propio cielo.
Cuando la tormenta de estímulos cesa, las tranquilas aguas del
lago de la mente, brillan como un espejo en el que podemos
reflejarnos sin miedo alguno.

Ya no hay turbulencias: sólo contemplamos lo que somos,
incluyendo lo que podemos ser.
Es un viaje que realizamos en absoluta quietud, sin movernos
del lugar...
Pero ningún vehículo en el mundo, nos llevará más lejos.

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