miércoles, 17 de agosto de 2016

EL FIN ES EL PRINCIPIO


La vida de toda persona, está surcada de pequeñas muertes
que albergan la semilla de otros tantos renacimientos.
Cada vez que experimentamos un cambio dramático, nos
vemos obligados a partir de cero. Suponen momentos de
gran impacto emocional, pero también son oportunidades
de emprender otros rumbos que de otra forma, jamás habríamos
podido explorar. Algunos ejemplos:

1.- La ruptura con una pareja que no funciona, crea el espacio
para encontrar a alguien que sí encaje.
2.- Ser despedido de un empleo, abre la puerta a una nueva
orientación y descubrir incluso la verdadera vocación.
3.- Un accidente o larga enfermedad, permiten analizar en
profundidad nuestra vida, corregir errores y renacer con un
nuevo proyecto.
En todo final, está escrito el principio, si estamos dispuestos
a empezar de nuevo con un horizonte que sea nuestro, en
lugar de uno que sea prestado.

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