El lindo cielo, nos muestra su tonalidad azul pastel, al propio tiempo, que el sol se torna de color anaranjado.. El arbolado, se reviste de color argenta, incluso el último retoño del sotobosque, adquiere una pigmentación ocre dorada, al igual que la melena del viejo león de la estepa africana...
Hay personas, que su mirada se muestra ausente, lejana, misteriosa, perdiéndose en el aire. Entiendo que ha llegado la hora, en que las nubes de fuego de poniente, adornen la tarde otoñal.
Ha llegado el momento, en que la brisa al pasar entre el ramaje del arbolado, nos haga sentir su leve rumor...
Mientras el día, se prepara para entregarse en brazos de Morfeo con el beso de la noche, hay quien suspira, por alcanzar los labios del deseo.
Algunos, somos comparables a una isla situada en medio del mar de la vida, pues quien logra llegar hasta ella, se olvidará de la tormenta soportada.
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