No se cree lo que se ve, sino que se ve lo que se cree; por ejemplo, si tienes la profunda convección de que estás llamado a ser algo grande en la vida, harás, pase lo que pase, todo lo posible para avanzar hacia esa meta. Pocas situaciones harán que te detengas.
Por otro lado, si crees que el éxito está supeditado a la suerte o la casualidad, te sentirás contrariado con facilidad, cuando las cosas no salgan según tu conveniencia.
Por regla general, la gente adopta una de las dos formas que hay de mirar el mundo. La primera se llama visión benevolente, si es la tuya lo normal es que creas que el mundo es bueno para vivir. Tienes tendencia a ver el lado bueno de la gente y las situaciones.
Crees que, aunque no eres perfecto, no dejas de ser una persona bastante buena. Tienes fe en un futuro en el que tienen cabida tu y los demás. Eres por encima de todo optimista.
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