martes, 3 de febrero de 2015

PERDONAR...



El enfado y el resentimiento, producen un impacto negativo
sobre nuestro cuerpo y mente, pues el rencor contra alguien,
repercute en uno mismo.
El enfado, causa estrés y tensión física, limita el pensamiento,
aumenta la presión arterial, la acidez de estómago, y la secreción
de adrenalina.
Todo lo contrario sucede al perdonar a alguien, puesto que se
se producen cambios fisiológicos y psicológicos.
Aparece una sensación de calidez y relajamiento que logra disminuir
la presión sanguínea.
Perdonar, no significa abandonar una causa, ser pasivo o blandengue.
Y aunque parezca que al perdonar fomentamos a la otra persona para
que siga comportándose de modo hiriente, en realidad, el 
que perdona, se hace un favor a sí mismo.

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