jueves, 7 de marzo de 2019

SOLEDAD ILUMINADA


Muy pocos de nosotros estamos solos alguna vez. Uno
puede retirarse a las montañas y vivir como un ermitaño,
pero cuando esté físicamente a solas, tendrá consigo sus
ideas, sus experiencias, su conocimiento de lo que ha sido.

El monje cristiano en una celda monástica, no está solo;
está con su Jesús conceptual, con su teología, con sus
creencias y los dogmas de su condicionamiento.

Hablamos de una soledad en la que la mente está por
completo libre del pasado; sólo una mente así, es virtuosa
porque únicamente en ésta soledad hay inocencia...
Desde esta soledad, adviene una virtud que trae consigo
un sentido extraordinario de pureza y bondad. No importa
si uno comete errores, eso significa muy poco. Lo que
importa, es tener este sentimiento de estar- en cierto
modo- incontaminado, solo, porque una mente así, puede
conocer o percibir aquello que está más allá de la
palabra, del nombre, más allá de todas las proyecciones
de la imaginación.

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