miércoles, 29 de enero de 2020

MOMENTOS



Entiendo que es cosa de muy pocos, ser independiente en la
vida cotidiana, suele ser, un privilegio de los fuertes, quien
intenta serlo sin necesidad, -a pesar de tener todo el derecho
para ello-, demuestra no solo ser fuerte sino temerario.
Si entras en un laberinto, estás expuesto a multiplicar por
diez los peligros, de ellos, no es el menor el que pocos
logren ver con sus ojos, como y donde se extravía, pues
se queda aislado, y entonces es atacado por un minotauro
cualquiera de la caverna de la conciencia.
Suponiendo que esa persona se pierda, esta situación,
queda tan lejos de la comprensión de los humanos, que
no lo sienten ni compadecen, y el que logra regresar
al punto de partida, tampoco logra retomar la compasión
de sus semejantes.

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