Ignoro donde te encuentras, pero escribo estas líneas
en honor del pasado, y aquellos gratos momentos
vividos. ¿Qué quieres que te diga? Que te quise como
mujer o como amante. Como mujer, Dios te colmó de
encantos, y como amante, lo fuiste sin mañana.
Sabes como se aprende a gozar y sufrir. ¿Acaso
existen tratados que te enseñan el digno arte de amar?
Creo, que se aprende en las entrañas de la madre y
ella, me proporcionó la suficiente esencia para
lograrlo. He decidido escribir esta misiva, a pesar de
saber que jamás será enviada por dos razones.
La primera, por desconocer tu paradero, y la segunda,
porque después de haberte querido tanto, el alma
que te escribe, no desea ofenderte bajo concepto
alguno.
Se y entiendo, que todo lo material es de la tierra,
del mismo modo que los recuerdos permanecen
en la mente y son del tiempo.
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