Debemos alimentar nuestra libertad olvidando los
malos momentos.
Si alguien que queremos, nos entrega su libertad,
también nos entrega sus años blancos y limpios y el
tiempo en que solía gozarlos.
En ocasiones, deseamos sentir del mismo modo que
sentimos el agua de la lluvia caer sobre nuestra cara.
Tan solo basta, una mitrada sincera amorosa y un
deseo, para alentar la esperanza dormida.
Debemos olvidar la angustia, pues ella se abre
paso en las entrañas,evitando que afloren esos
sueños tan necesarios.
¡Demos vía libre a la libertad, pues ella nos hace
sentirnos realizados!!.
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