domingo, 12 de abril de 2020

FUE ENTONCES



Fue entonces, cuando retozó el lamento, procedente de
unas flores quebradas por el viento, la tierra, se tiñó de
azaleas, incluso el magnolio, quiso redimir la solanera
con graciosos y vistosos capullos de nieve roja.
Hasta los sauces quisieron desprender una ligera lluvia
de azúcar.
Las cigüeñas, desplegaron sus alas de luna, sombreando
los surcos fértiles, sembrados de mijo y azafranes...
Los cuervos del lugar, decidieron huir dispersándose
por el espacio azul celeste.
Más tarde, llegaron los duendes del amor, engalanados
con unos preciosos collares, hechos con campanillas
graciosas y ardientes.

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