lunes, 16 de diciembre de 2013

Conclusión

 
Cada amanecer, abrimos los ojos, con la finalidad, de plantarle cara
al nuevo día, mientras la vida se restablece en la gran ciudad
que nunca duerme, y su gente se integra en las ocupaciones
más diversas y variopintas..
La prisa por llegar al destino, se acrecienta debido al trasiego propio
de la gran urbe, perdiendo incluso la sana costumbre del
saludo, -proceder propio- de las buenas relaciones sociales.
Resulta curioso observar, como tan solo, en contadas ocasiones,
decidimos ver la parte buena o positiva de las personas, en lugar de fijarnos
en la negativa.
¡Todos los días son buenos para descubrir nuevos aspectos, y actos valiosos!!
Deberíamos de vez en cuando, hacer un alto en nuestra carrera diaria,
para contemplar cuanto existe de agradable en nuestro entorno.
Todos tenemos el mismo derecho al enfado, al triunfo, al fracaso,
a las ilusiones, atener buen o mal día, a ser feliz, y vivir en paz..

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