domingo, 1 de noviembre de 2015

CONVIVIR CON EL PASADO


Uno de los problemas que a menudo nos impiden disfrutar del
presente y proyectar el futuro, es la dificultad de integrar las
experiencias que nos resultan dolorosas, como si mirar atrás,
nos hiciera retroceder casillas en el tablero de la vida.
Hay dos posturas extremas en este sentido: la de negar el pasado
borrando su rastro, y la de someter a psicoanálisis respon-
sabilizándolo de cualquier carencia actual. Entre ambos límites, debe
haber una vía del medio que nos permita mantener una relación sana
y desacomplejada con lo que hemos sido, lo cual clarificará el camino
hacia lo que deseamos ser. Una visita realizada al apartamento de
un vecino, resultó reveladora en este sentido. Lo había conocido con
una pareja estable de la cual se había separado, desde entonces,
había tenido un par de relaciones. Por eso mismo me sorprendió
encontrar fotografías, tanto de la mujer con la cual había compartido
buena parte de su vida, como de su pareja actual y de la anterior, con
la que aseguraba mantener una buena amistad.
Habituado a las personas que borran las huellas del pasado, me 
entretuve mirando las fotos que plasmaban el conjunto de una vida: no
era una exposición de trofeos amorosos; junto a las personas que
fueron importantes en su vida sentimental. Mi primera impresión fue
pensar: este hombre es muy sano. Acto seguido, entendí que no
hay razón para renegar del pasado, ya que forma parte de nosotros
y nos ha hecho como somos. Nuestra identidad y situación actual, es
el resultado de lo que nos ha sucedido, incluyendo las personas que
han entrado y salido de nuestra vida con más o menos fortuna.
Por consiguiente, ¿ qué sentido tiene negarlo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario