¿Por qué hay tantas personas que languidecen los domingos
por la tarde?.La explicación es sencilla: al cesar la actividad
laboral que nos mantiene ocupados, nos enfrentamos al vacío
que revela las claves de nuestra existencia.
Si estamos satisfechos con nuestra vida y perseguimos una
meta de la que nos sentimos orgullosos, en ese espacio,
resonarán la calma y el anhelo de volver a la actividad. Si,por
el contrario, hemos renunciado a nuestros sueños y vivimos
por pura inercia, la melancolía que se instala durante la pausa
es una invitación a replantearnos nuestra vida enderezando el
rumbo. En ese sentido, las denominadas " crisis existenciales"
que nos asaltan en determinadas etapas de la vida, son de
gran utilidad, ya que nos ponen sobre aviso para cambiar lo
que ya no funciona, asumiendo nuevos retos y crecer de forma
adecuada interiormente.
Detrás de algunas depresiones, se encuentra ese vacío que nos
dice que nuestra vida, ha dejado de tener sentido y ha llegado el
momento de actuar. Si en el pasado tuvimos motivaciones y
ahora no las tenemos, significa que hay que ampliar horizontes
para buscar metas grandes para no perderlas de vista. Si hasta
ahora hemos vivido en la apatía,¿ qué mejor momento para
cambiar?
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