martes, 11 de octubre de 2016

LAS DUNAS


Cuando contemplamos una flor que empieza a marchitarse,
o el frágil gorrión que bebe en un charco, a menudo nos suele
embargar una melancolía, pues estas escenas de lo efímero
reflejan nuestra existencia y nuestro destino como seres humanos.

Cierto día, pude contemplar una escena al salir a pasear por una
playa del norte de Africa, me sorprendió un fuerte viento que
empezó a mover la arena con lentitud en forma de suaves ondas.
Permanecí de pie, en medio de aquel mar de dunas con una
extraña melancolía que no acababa de comprender.
En el se mezclaban la belleza y la tristeza, y no sería hasta
pasado un tiempo, cuando le conté a una persona muy sensible
lo ocurrido dándome esta explicación: "Te sentiste triste porque
no podías retener el momento". Todo lo que vamos a perder
adquiere valor. Esta enseñanza es, por lo tanto, una invitación
a experimentar con intensidad  el Aquí y Ahora, pues cualquier
momento vivido puede ser el último de nuestra vida.

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