viernes, 2 de octubre de 2015

UNA INFANCIA SIN FIN


La actividad lúdica, nos ayuda a esculpir nuestro cerebro.
Cuando jugamos, podemos probar experiencias nuevas, sin
poner en riesgo nuestro bienestar físico o emocional.
Estamos a salvo porque estamos jugando. Al actuar de ese
modo, experimentamos situaciones distintas aprendiendo de
ellas.Podemos crear posibilidades que antes no existían.
Establecemos nuevas conexiones cognitivas en nuestra vida
cotidiana, aprendemos valiosas lecciones y habilidades.
Buena parte del juego al que nos entregamos los adultos,consiste
en proyectar cómo va a ser nuestro futuro. Jugamos a imaginar
como sería la casa en la que nos gustaría vivir, o la persona que
nos gustaría encontrar como pareja.
Nuestra fantasía, es una especie de " campo de pruebas" donde
ensayamos situaciones y escenarios.
El problema de los que pierden la capacidad de jugar, es que
con ella, pierden también la alegría de vivir estancándose en
rutinas y pensamientos negativos. Por eso es importante hacer
como los niños, que se toman el juego como cosa importante.
Es humano, tener una larga niñez, y de personas civilizadas,
alargarla aún más. Una niñez prolongada hace del ser humano
un virtuoso técnico mental.

No hay comentarios:

Publicar un comentario