viernes, 2 de septiembre de 2016

ELOGIO DE LA RUTINA


Le debemos la vida a la rutina; no sería posible casi nada
sin la repetición de lo ordinario. Lo que pasa es que para
comprender el valor de la rutina y superar el horror de lo
invariable hay que percibir el diseño de la vida...Cada día
es diferente y todo es distinto en la engañosa apariencia
de su repetición. Si le molesta la tenacidad de la rutina,
piense que lo nuevo que tanto satisface a los aburridos por
la costumbre, surge de la tentativa de mejorar lo corriente.
En la sublimación de las cosas corrientes de cada día, está
la raíz de una vida feliz.
Mirando a lo más alto, humildemente me apunto a la vida
ordinaria- la experiencia real y no imposible- porque este
es el único modo humano de construir una existencia
extraordinaria. Debemos dar brillo a los raíles por los que
transcurre un día tras otro nuestra vida.

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