domingo, 6 de septiembre de 2015

INFORMACIÓN



Todas las especies recogen y asimilan aquella información
esencial para la supervivencia.
Sólo si descartamos la información que no necesitamos,
lograremos centrar nuestra atención en aquello que nos es
vital.
En cambio, si nuestro cerebro recibe una lluvia constante
de estímulos, corremos el riesgo de ahogarnos en un mar
de información que seremos incapaces de gestionar.
La sobrecarga intelectual, hace que entremos en un estado
de estrés. La persona que lo sufre experimenta confusión
mental, angustia y miedo a colapsarse. Llegado a este estado,
tenemos miedo a perdernos algo importante, si nos desconectamos
del correo electrónico o del móvil, por no hablar de redes sociales
como Facebook o Twitter, que genera información que no
necesitamos. Hay que poner en su sitio las verdaderas
prioridades. Tal vez nos demos cuenta de que no necesitamos
estar al día de todo, o saber lo que hacen otras personas
en cada momento para llevar una vida con sentido.

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