jueves, 3 de diciembre de 2015

KARMA COTIDIANO


El hinduismo y el budismo, nos enseñan que teñimos
la realidad de nosotros mismos: si miramos la realidad
con odio, ese volverá a nosotros, en cambio si lo hacemos
con amor, será ese mismo el que encontraremos en el 
camino. El karma es una ley cósmica de retribución, o de
causa y efecto. Y no sólo acumulamos buen o mal karma
con nuestros actos, sino también a través de nuestras
palabras y pensamientos. Quien utiliza el lenguaje para
difamar a otros, acabará recibiendo ese mismo trato por
parte de los demás. Los pensamientos negativos son un
bumerán: si desconfiamos de todo el mundo, acabaremos
atrayendo desconfianza, si envidiamos y deseamos el mal
de terceros, jamás seremos merecedores del amor ajeno.
Las personas alegres, generosas y con buenas intenciones,
suelen estar rodeadas de amigos, mientras que las que son
retorcidas y rencorosas, siempre se enzarzan en conflictos,
y la gente rehuye su compañía. El drama de estas últimas,
es que no se dan cuenta de que son responsables de
aquello que les sucede. Las que tienen karma negativo
suelen atribuir lo que les pasa a la mala suerte, o a la
vileza de la especie humana.
Si tomáramos conciencia de ello, subiríamos un peldaño
en nuestro karma, y empezaríamos a cultivar flores en
lugar de malas hierbas.

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