Hace unos años, mantuve una conversación con el director
de una entidad bancaria, discutiendo la forma de definir la
personalidad de los clientes y me dijo: "Si quieres conocer,
lo que de verdad es, solo tienes que mirar los movimientos
de su cuenta corriente". Luego argumentó, que lo que
hacemos con el dinero, como éste entra y sale, dice más
del alma de la persona que cualquier otro análisis. Esta
revelación me hizo pensar. Porque el dinero está presente
en todas partes, sobre todo, allí donde falta, pero no
hablamos de el como objeto, ni tampoco como vehículo.
El dinero, es un fantasma en el que hemos creído, hasta
que alguien a tirado de la manta, y hemos visto, que debajo
no había nada. En un pasado no muy lejano, los bancos
disponían físicamente de las divisas que ingresaban sus
clientes, así como los gobiernos apoyaban la emisión de
monedas con lingotes de oro. Desde el momento en que
esto cambió, la economía ha sido dominada por los
fantasmas de algo que creemos que existe, y que en
muchos casos, se ha demostrado que era sólo humo.
¿Por qué, entonces, la corriente invisible del dinero
continúa dominando nuestras vidas?.
Hace mas de un siglo y medio, Schopenhauer, reflexionó
sobre esta cuestión diciendo que " el dinero es felicidad
humana en abstracto; como el hombre, ya no sabe
disfrutar de las cosas concretas de la vida, ha puesto
todo su corazón en el dinero".
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